En el ISIC, estrena Sabaiba Teatro la obra “Los negros pájaros del adiós”
En el Teatro Socorro Astol, el público aplaude intensamente una de las mejores obras, de las más evocativas, de Liera
Culiacán, Sin., jueves 15 de junio de 2023.
A cargo de la agrupación Sabaiba Teatro y bajo la dirección de Lázaro Fernando, se estrenó en el escenario del Teatro Socorro Astol, con apoyo del Instituto Sinaloense de Cultura, la obra teatral "Los negros pájaros del adiós", del dramaturgo Óscar Liera, en la que lució una escenografía que evoca el puerto mazatleco en una historia situada precisamente en ese bello lugar.
Con las actuaciones de María Magdalena como Isabel, Javier Díaz Haza como Gilberto; Ariana Ochoa como Angélica, y Samantha Aragón como Laura, la obra fue un éxito de acuerdo con el “aplausómetro”, con la gran mayoría del público aplaudiendo de pie.
Es -como muchas obras de Liera - una pieza que usa expresiones del habla regional, en algunos tramos bilingüe, con el uso del francés gracias a la maestra Isabelle (de origen francés), y en la que el constante uso desbocado del lenguaje poético pone alas a la imaginación y la fantasía de quien los escuchan.
En la plaza Machado de Mazatlán, el joven estudiante Gilberto y la ya adulta profesora de la UAS, Isabelle, entablan una relación afectiva en la que ya se asoma el conflicto, así como se asoman los negros pájaros que se posan cada día en una palma de dátiles desde las altas ramas hasta el tronco, con su estrépito, al modo de ese pajarerío negro que puebla ciertos lugares del puerto.
Según Gilberto -estudiante de Ciencias del Mar, algo afecto a la mariguana- surgen de la noche y se alimentan de la oscuridad.
Un punto común de encuentro es esa cafetería de estudiantes y artistas pobres que atiende Laura, una muchacha de pueblo, y a la que acuden Gilberto y su amiga Angélica, compañera de estudios, quienes a la vez que actúan, narran su versión de la tragedia amorosa ya sea a la policía o a sí mismas.
El conflicto amoroso va in crescendo al igual que el volumen del aria “Casta diva”, de Bellini, que acompaña desde siempre al montaje, según el canon marcado por Liera.
Las pasiones van estallando entre cada vez más breves momentos de calma, marcados por esos negros pájaros o ese barco blanco que viene a lo lejos pero que en verdad no existen más que en la imaginación desbordada de Gilberto.
La obra fue escrita por Liera en Mazatlán, en 1985, a raíz de que ofreció un taller en el puerto para integrar un grupo de teatro, al que solo cuatro personas se presentaron a la convocatoria, y cuyos nombres reales y algunas generales de sus vidas, dan nombre y caracterizan a los cuatro personajes de la historia.